Como verán, lo que vengo publicando son cosas que escribí el año pasado. Ahora sigo escribiendo, pero eso lo publicaré cuando se acaben los viejos escritos. Espero les guste.
Dos temas: la felicidad y la madurez. Tal vez la relación no sea tan obvia pero últimamente estuvieron ocupando mi cabeza.
Dos temas: la felicidad y la madurez. Tal vez la relación no sea tan obvia pero últimamente estuvieron ocupando mi cabeza.
¿Qué es ser maduro? ¿Hay puntos
establecidos que cumplir para poder considerarse maduro? ¿Todos percibimos la
madurez de igual manera? Como siempre, estas preguntas expresan mis dudas; no
encuentro la respuesta. No obstante, como siempre lo hago, en este texto voy a
expresar mi perspectiva acerca del tema.
La
madurez, según algunos, pasa por tópicos un tanto superficiales a mi
modo de ver: por actuar con “normalidad” (esta palabra siempre va a ser
utilizada por mí entre comillas, porque su significado es completamente
subjetivo), por ser responsable, por independizarse de los padres, etc. Si bien
coincido en algunos aspectos, lo cierto es que me armé un propio concepto de la
madurez, pero que igualmente seguro no debo ser la primera en haberlo pensado.
La homosexualidad, entre otras tantas cosas
buenas que trajo a mi mente, me hizo sentir maduro. El que lea esto se
preguntará por qué; y sucede que, desde que empecé a tratar personalmente el
tema, interpreté la madurez desde un aspecto mucho más profundo a mi parecer.
El día en que te das cuenta que fingir ser heterosexual no va a hacerte mejor
persona, ni más normal, ni feliz, es el mismo dia en que el pensar y el sentir
experimentan un quiebre, afortunadamente positivo. Entonces, así te percatás de
que tal vez uno es maduro cuando aprende a ser feliz, a darle importancia a lo
relevante; cuando uno encuentra su rumbo y cuando a su objetivo lo ve con
claridad. No creo estar en lo correcto al definirme maduro por completo, pero
puedo asegurar que hay aspectos en los sí me siento así y que son los que hoy
por hoy hacen que pueda escribir con esta soltura y positividad, sin estar
lamentándome por amarguras de carácter temporal.
Retomando lo dicho, algunos plantearán
sus dudas acerca de cómo puedo ser feliz actualmente si todavía no tengo
procesado completamente el tema, pero la verdad es que me da felicidad tener
claro mi propósito; además que hay tener cuenta algo muy cierto que se dice en
una frase, y que es que hay que saber disfrutar del viaje también, en vez de
creer que la felicidad sólo está en la meta.
Igualmente, la felicidad es un
tema a destacar por su complejidad y la incertidumbre que provoca al no saber
cómo definirla, al no reconocer si su carácter es variable o permanente.
Entonces, aquí es cuando los interrogantes aparecen de nuevo, entre los que
lógicamente se destaca el “¿Soy feliz?”. Nadie sabe, ni en lo más profundo de
su ser, si es completamente feliz. Aunque suena también una idea que dice que
más que no saber si se es completamente feliz, lo que en realidad sucede es que
nadie se anima a definirse como tal. Pero, de la misma forma, tampoco se sabe
si pasa por una cuestión de valentía, de seguridad, de autoestima o de miedo a
contradecirse. En lo personal, lo poco pero profundamente vivido, me da la
pauta de que la felicidad, como ordinaria y cotidianamente se la conoce, no es
más que una cuestión de minutos; pero que si reunimos todos los puntos que uno
tiene a favor para ser feliz, el tema que estamos tratando puede determinarse
como algo permanente, pero que por lógica no puede ser exteriorizado a tiempo
completo. Ser feliz también pasa por una actitud y por valores prioritariamente
sentimentales, más que materiales; un objeto no brinda felicidad, pero sí lo
hace un gesto y el modo en que uno lo toma.
Basta de mentiras, de consumismo
y de dogmas que te etiquetan como “feliz” o “infeliz”. Sos feliz en la medida
en que querés y podés; sos feliz por vos mismo y para vos mismo, sin tener que
rendir cuentas a nadie; sos feliz, verdaderamente, en el momento en que encontrás
motivos claros para serlo, cuando madurás lo suficiente como para detectar en
qué aspectos se sitúa la madurez. De un ,modo u otro, sos feliz si querés.
Federico
26/07/12
No creo que se necesite ser maduro para ser feliz, de igual manera a la mayoría de la gente la madurez nos llega de una forma en la que de pronto nos damos cuenta que hay más formas de ver un problema y de solucionarlo. Y no te das cuenta cuando pasa eso, a veces es un año, o más y algunos les llega más tarde, sin embargo la felicidad debe ser constante, de otra manera, ¿de que sirve ser maduro si no puedes ser feliz? Muchas veces y muchos momentos felices son causa de la "inmadurez", cuando juegas con un niño, haces bobadas con tu pareja...
ResponderBorrarEntiendo perfectamente lo que me decís, yo a lo que voy es que ser maduro hace que encuentres la felicidad en cosas que antes no la encontrabas. Igualmente, coincido con vos en el hecho de que muchas veces somos felices siendo inmaduros. No dudo que hay que ser feliz siempre, sólo me refiero que podés ser más feliz o podés tener ás momentos felices si descubrís cosas que siendo inmaduro no las encontrás. un abrazo y gracias por entrar al blog
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