sábado, 14 de septiembre de 2013

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Presentía que el mundo se le venía abajo y una voz le acobardaba. Bajaba la cabeza, pero los fantasmas lo atravesaban. Corría, pero el piso retrocedía y entonces cada paso que daba era en falso. El resto de los habitantes de su planeta lo despreciaban. El día sólo era noche y la luna, deprimida, no salía a dar su bendición. Sin embargo, paulatinamente, alma y razón comenzaron a entrelazarse y empezaron a allanar el camino (siempre supo que el cerebro era su segundo órgano favorito y que la razón no debía ser obviada). Los fantasmas disminuían; los habitantes: eran transparentes o simplemente ya no prestaban atención, pues la víctima variaba. Los componentes de su corazón le hacían sonreír y continuar, ya que la pena de a poco se esfumaba y como resultado estaba algo desgastada, un tanto difusa. Mañana no era hoy y así nada se podía adelantar… afortunadamente. Dolores añejos visitaban su cuerpo, pero cumplían su ciclo; al fin y al cabo, la felicidad consistía en momentos que se alternaban, de modo que pudo comprender el porqué de cuando le dijeron que valdría la pena pero que no sería fácil ni mucho menos libre de tristezas.
Su transcurrir le resultaba monótono. La soledad sentimental le aquejaba un tanto. Una extraña sensación entre vacío, cansancio y una rutina agitada, no contribuían a que el sujeto se planteara un cambio considerable. El sendero allanado tenía planes de ensancharse aún más, pero  tomar la decisión de concretarlo no era fácil.

No era común en él proyectar demasiado a futuro, o al menos no temas claves de su vida, ya que no era el ser más optimista y sabía entonces que pensar en exceso no lo iba a ayudar. Sucesos de todo tipo se desarrollaban en su vida, nada extraños ni tampoco épicos; nada decisivos, ni tampoco emocionantes. A veces sentía miedo a que la invariable tonalidad de su vivir provocara un quiebre en su vida y esto lo desestructurara un poco. No era propenso ni alentador de los cambios bruscos ni tampoco de aquellos un tanto grises al comienzo. Era bastante cobarde, no obstante algunas veces su valentía le sorprendía. No es que tenía dudas acerca de sí mismo, sino que algunas veces desconocía ciertas actitudes y decisiones que tomaba.
Federico

1 comentario:

  1. debo reconocer que es mi preferido, cuanta razón amigo! "la felicidad consistía en momentos que se alternaban" me encanta, felicitaciones!

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