martes, 9 de diciembre de 2014

Gris

Gris estás.
Gris son las nubes quejosas y el horizonte olvidado.
Gris, muy gris... es el esmog en tus pestañas, tu mirar cansado y la desesperanza consumada.
Gris veo. Todo muy gris.


Gris es el despertar invernal, el caminar del tiempo y el devenir frustrado de mis sentimientos.
Gris, turbio, sombrío, entoldado, tétrico y encapotado.


Gris en mi vagar sin rumbo, mi lamento sin sollozo, mi lúgubre despertar, tu sentir sinuoso.
Gris estamos. Porque el blanco de mis plegarias se percuden con el hollín del destino, del futuro sigiloso, tieso y expectante.
Gris es tu tacto, tu latir, tu porvenir; el combatir contra la nada y el todo, contra el conspirar de los dioses y las fechorías de los demonios.
Gris es jurar pasiones infinitas y planear rumbos inciertos y encuentros con tus manos.


Todo es gris y tú lo sabes.

Las pinceladas ya fueron hechas y los colores se acabaron. Algún cuadro al que no pertenecemos se llenó de carnaval y farsa.
No obstante, ambos tenemos un conocimiento ignoto... el de saber que el tú, el yo y el nuestro no existen, y que el gris nos gusta un poco.


Federico
08/12/14