martes, 9 de diciembre de 2014

Gris

Gris estás.
Gris son las nubes quejosas y el horizonte olvidado.
Gris, muy gris... es el esmog en tus pestañas, tu mirar cansado y la desesperanza consumada.
Gris veo. Todo muy gris.


Gris es el despertar invernal, el caminar del tiempo y el devenir frustrado de mis sentimientos.
Gris, turbio, sombrío, entoldado, tétrico y encapotado.


Gris en mi vagar sin rumbo, mi lamento sin sollozo, mi lúgubre despertar, tu sentir sinuoso.
Gris estamos. Porque el blanco de mis plegarias se percuden con el hollín del destino, del futuro sigiloso, tieso y expectante.
Gris es tu tacto, tu latir, tu porvenir; el combatir contra la nada y el todo, contra el conspirar de los dioses y las fechorías de los demonios.
Gris es jurar pasiones infinitas y planear rumbos inciertos y encuentros con tus manos.


Todo es gris y tú lo sabes.

Las pinceladas ya fueron hechas y los colores se acabaron. Algún cuadro al que no pertenecemos se llenó de carnaval y farsa.
No obstante, ambos tenemos un conocimiento ignoto... el de saber que el tú, el yo y el nuestro no existen, y que el gris nos gusta un poco.


Federico
08/12/14

sábado, 12 de julio de 2014

Reflexiones sobre ti

Porque hay que dejar. Y seguir…haciendo lo que los mortales hacemos. Empujados por el tiempo, manejados por sentimientos, aturdidos por voces que no quieren cesar.

Todo este día unos centímetros en mi silla esperaron por ti.
Todo este día sentí esperanza.
Todo este día anhelé… verte, olerte, besarte.
Todo este día imaginé. Te imaginé.
Todo este día pude encender tu voz en mi mente para recordar como sonaba.
Todo este día fantaseé con el placer de nuestro encuentro.
Todo este día pensé que eras lo que quería.
…mas todo este día sólo soñé.
Pues, al terminar, empezó otro y muchas cosas consigo.
Al terminar el día dudé.
Y al terminar el día me angustié.
Al terminar el día me pregunté si eras el mismo sobre el que había estado pensando el día pasado.
Un tanto entristecido asentí.
Años, situaciones, gustos, ideas y algo más de nosotros no se encuentran.
Tu silencio resuena.
Tu silencio condena.
Tu silencio despista.
Tu silencio disfraza.
Tu silencio me exaspera.
Tu silencio me agota.
No quiero silencio. No más, porque no sirve.
Contame qué te pasa.
Quién sos, al fin y al cabo.
Quiero conocerte, y que mi piel roce otra piel que pueda enfrentar el terremoto cotidiano.

Todo este día, y al terminar el mismo, sólo pude hundirme en tus silencios y saber qué quiero. Tanto y tan poco. Bastante. Dudoso. Quieto. 

Federico
12/07/14

sábado, 24 de mayo de 2014

Quédate niñez

No corras, niñez. No huyas de mí. Vuelve. Los grandes no escuchan, se quejan, están apurados; los grandes no me entienden, trabajan, están cansados. Los grandes solo tienen grande el cuerpo y sus arrugas, pues les parece raro que yo me sorprenda y alegre con “poco”, cuando todo eso basta y sobra para ser feliz.
Deambulo intentando encontrarte en algún rincón, buscando alegrarme con un simple color, con apenas una manta que abrigue aquello que soy.
Quiero seguir siendo yo: despertarme con juegos, volar con mi imaginación, hacer magia con mi sonrisa. Si es mucho pedir, pues entonces te ruego un minuto para descansar en el más bello recuerdo de todo aquello que fui hasta hoy, para sumergirme unos segundo en la nostalgia de esos tiempos dorados que no volverán.
Tengo todo un mundo adelante por descubrir, pero que me acobarda a cada instante con sus complicaciones, con sus errores. Y así, entonces, es como entiendo la razón por la que esos hombres y mujeres altos, con edades de dos cifras, añoran su infancia y juventud.
Hoy te escribo para pedirte que te quedes conmigo. Hoy te escribo para decirte que te voy a guardar en un rincón escondido
.



Federico
28/08/13

domingo, 23 de febrero de 2014

Mi recado

Junto a la mesa te escribo. Desde acá te invoco. Duele saber que tus pies cansados pisan aquel asfalto aturdido que desconozco. La ciudad con su risa ensordecedora se desliza en la crueldad; en aquella crueldad provocada por ti y por mí, sin el otro. 

 Sólo quiero que a tu conciencia llegue mi recado: te busqué y te busco.

 Escucho tu respiración, el ruido de tus pasos en la lluvia. El gris del cielo te contempla y las lágrimas que el cénit derrama se refugian en tus bolsillos. ¡Qué afortunadas aquellas! Mientras tanto: yo; transcurriendo la cotidianeidad, danzando al compás de las manecillas de aquel reloj que apura mi escueto tiempo. Te busco, espero y desespero. Pero la brisa me mantiene en pié, con su nauseabundo y despiadado optimismo. 

Deseo, igual, que a tu conciencia llegue mi recado: te busqué y te busco.

 Estás derramando piedras; sé que estás dejando pistas. Y creeme que yo también. Pero una nube de dudas y desencuentros trazan una cordillera en nuestro sendero. Probablemente seamos piezas indiferenciadas en uno de esos juegos de Afrodita y sus secuaces, y estemos sufriendo el combate y la derrota pero sin cruzarnos. Y capaz sea lo más feliz de pensar, porque al fin y al cabo, nuestro encuentro quizás deje víctimas fatales y alguno deba lamentarlo. 

 Pero sólo quiero que a tu conciencia llegue mi recado: te busqué y te busco.

 Ayer éramos dos cuerpos transparentes transcurriendo una dirección paralela. Hoy somos dos hombres que sufren en la búsqueda de su nexo. El destino hace silencio. Yo te espero, vos sos el suspenso. 

 A tu conciencia, que llegue quiero; que llegue a tu conciencia quiero; quiero, a tu conciencia, que llegue. Que de cualquier forma llegue, que mi recado te llegue.

Federico