Este es otro del año pasado.
No temas. No, no temas. Naciste libre, para dar rienda
suelta a tu vida, para demostrarle al mundo que un humano también es capaz de
volar. No temas, porque el tiempo hará su trabajo: congelará los relojes en
alegrías y momentos para que puedas volver a ellos cuando un impulso te falte.
No temas, tu alma está esperando que la movilices, que seas tú mismo el norte y
la desorientación.
No temas, que tus miedos serán noticias e inmediatamente
olvidos, pues si no lo son al menos para ti, la libertad puede que te falte.
¡Oh razón, ¿por qué me castigas?! ¿Por qué te contradices? ¿Será
que debo desterrarte para alcanzar el vuelo y trasportarme hacia el nodo al que
pertenezco? Si es así, pues entonces vete de mí, porque siembras los peores
terrores en mis pensamientos y delirios, y cosechas vendas que me amarran, que
me ciegan, que me callan.
Quiero contemplar la realidad, quiero dejar de ser un
habitante de la caverna de aquella tan famosa alegoría. Ponle nitidez a mis
ojos, que tanta incertidumbre está generando una lucha interna en mi cuerpo.
Dibujo bosquejos de certezas, camino todos los planos, pero
ni siquiera sé con claridad sobre qué transcurro últimamente. Busco llenar
vacíos, recomponer tristezas; busco en el espacio, en ese infinito mundo de
huellas perdidas… de pasados olvidados, de olvidos forzados, de olvidos
protectores, de manchas dolorosas. Busco un aliento y lo hago en el polvo,
entre cachivaches esperanzados de reconstruir un mapa frágil, pero un camino
hacia la potencial verdad.
Es difícil decirte que no temas… pero no dejes de
intentarlo.
Federico
30/11/12